THE LESBIAN SISTERS

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Fotos de Eugenia Gusmerini

sábado, 8 de agosto de 2015

Las niñas de la línea azul




En la vida rigen muchas reglas no inscritas en ningún libro, ni sagrado ni científico ni oculto en un sarcófago abandonado. Una de ellas es la ley de compensación en el dar y recibir. Por supuesto, hay personas cuya inclinación más natural es dar y otras recibir, sin embargo sabemos que descompensar en demasía esta ley natural supone desequilibrios a veces insalvables en cualquier tipo de relación; quizás la que mejor los soporte sea la amistad. Por eso, tras impartir talleres en los que mi función primordial es dar, aunque lo que reciba sea mucho, después hago lo posible por recibir nuevos conocimientos y experiencias gracias a los talleres de otr@s. Ese es el caso de mi compañera y admirada Maria Stoyanova, que la semana siguiente a la primera fase del TRANSformer 2015. El camí del colibrí, me guió durante una semana de workshop introductorio al Método ATELIER. Un método que trabaja a partir de la experiencia personal, con material propio, abundando en la investigación, la repetición y el riesgo de estar siempre fuera de la zona de confort. Así es como he empezado a darle un poco de forma a mi solo Gracia_nova. La hija de Gracia_no.

Un día, de camino a La Cháchara, donde se imparte el taller, iba tomando notas en un vagón de la línea azul con mi pluma recién comprada en la ABACUS con la agilidad que acostumbro; no es alarde, son décadas de práctica. Copiaba una nota de la introducción de la última obra de Mouawad que cierra la tetralogía 'La sangre de las promesas', CielosProceso característico del héroe trágico, que comete su error, lo purga y comprende dolorosamente. De pronto, desde mi izquierda, me siento observada. Giro la cabeza y una niña me mira con enorme curiosidad.

- Escribe muy bien ese... boli...
- Sí, pero no se llama boli, se llama pluma
- Ah, pluma...
- (Otra niña, a la izquierda de la que habla primero) ¿Qué escribes? ¿Qué estudias?
- (Pausa. Busco la precisión y la comprensión) Cosas que me interesan. Bueno, sí, quizás estudio, sí...
- (Otra niña, esta vez enfrente) ¿Haces resúmenes?
- Tomo nota de las frases que me parecen interesantes y que después igual me sirven para mi trabajo... (A la primera niña) Esta pluma la venden en la ABACUS y no es cara.

Estoy a punto de soltarles la máxima de Carmen Martín Gaite: las cosas importantes se escriben con pluma. Pero me abstengo. Son muy pequeñas, máximo diez años. Es temprano, les ha debido de resultar extraño encontrarse a alguien que antes de las diez no mira el móvil o un aparato electrónico y toma notas en una libreta en el metro con un artefacto desconocido como es una pluma en la era de la tecnología internáutica. La primera niña, la de mi izquierda, parece anotarse los datos, ¿le pedirá a su madre que le compre un pluma?

- (La niña de al lado de la primera niña) ¿En qué trabajas?
- (Buena pregunta. Pausa.) Hago teatro. Escribo, interpreto, dirijo...
- Ah, te escribes tus guiones y luego los interpretas...
- Sí, eso...

Me callo, superando la tentación de seguir hablando con la inocencia, que es enorme. Las niñas van en grupo. Sigo escribiendo, alguna todavía me observa un rato. Pienso que quizás he sembrado una flor. Cuando menos les he dado una palabra nueva. Eso es algo.


Tal vez la nota en el metro que complementa mejor este post sea  otra copiada en otro momento de metro de otro prólogo interesante sobre los últimos poemas de Ingeborg Bachmann, la gran poeta austríaca que según me contó mi amigo Albert, murió a causa de un cigarrillo nocturno mal apagado. No puede ser la tarea del escritor negar el dolor (el gran dolor secreto, que distingue al hombre de todas las criaturas), borrar sus huellas, hacerlo olvidar. Debe, al contrario, reconocerlo y, una vez más, para que lo podamos ver, renovarlo. Porque todos queremos llegar a ver. Y aquel dolor secreto es el que nos hace sensibles para la experiencia, en especial, para la de la verdad. La verdad se le puede exigir al hombre.

En Gracia_nova, la hija de Gracia_no hay sin duda una exigencia de verdad. Como acostumbra a haberla en las búsquedas y encuentros de todos mis trabajos creativos. Ésta quizás una verdad al cuadrado porque cuanto origen, por necesidad de saber, encontrar, una purga universal. No sé, últimamente aún sé menos.

Pero lo de siempre, no me hagáis mucho caso, haceos caso a vosotr@s mism@s, puede que no os vaya mejor, pero al menos será auténtico. ¡Buenas vacaciones!

(*) Foto de Gertrudis Losada.

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