La precipitación y el arrebato,
la creación precipitada con la esperanza de que el momento de éxtasis poético
libre a la vida de su peso, nos libre del oficio de ser hombres
María Zambrano
Mi
recuerdo de Cortázar en vivo remite a un estupenda entrevista en blanco y negro
del mítico programa 'A fondo', de cuando el género de la entrevista televisiva
se hacía en profundidad, con tiempo y sin miedo a la falta de audiencia.
Cortázar fuma y le detecto una rareza simpática en la pronunciación de las
erres que me parece va más allá del uso del francés en su vida cotidiana en
París. Y el momento que me viene siempre a la memoria lo relaciono
sistemáticamente con el cuento de los conejitos blancos. Si yo hubiera tenido
un apretón, no estaría aquí. Le dice Cortázar a su entrevistador. Si la
necesidad de escribir un cuento le hubiera absorbido se hubiera visto obligado
a anular la entrevista, confesión pura de lo que puede suponer el proceso
creativo, que sustrae y secuestra al escritor/a de manera que no hay opción a
hacer otra cosa.
Las cosas no se disfrutan más si se las tiene que si se las desea
Cristina Peri Rossi
Cristina
Peri Rossi sigue repasando sus recuerdos, sus experiencias y la vida compartida
con Julio Cortázar en esta conferencia testimonial estupenda que va dando desde
el púlpito del humor y la ternura. Se agradece sobre todo que nos acerque al
hombre comprometido que cuando venía a su casa de la Meridiana dormía en una cama con la
extensión de un banquito porque si no los pies, de lo largo que era, se le
quedaban colgando. Que nos relate esa manera casual que tenía de dejarse caer por Barcelona
los doce de noviembre, justo el día de mi cumpleaños. Nos acerca al poeta, ese
escritor que creía que el grado más alto
de la escritura es la poesía. Tú no sabes la cantidad de poemas que he tirado,
le confesaba. Poesía es un estado de ánimo, dice Peri Rossi. No es el verso, es
la mirada poética. Julio me envió una carta con poemas que me dedicaba que me
obligó a cambiar de papel, reconoce Cristina Peri Rossi que pasa de ser rapsoda
a musa por obra y arte de Cortázar. Ahora era musa y puedo decir que he sentido
la incomodidad de las musas. La musa es el objeto, comparte la escritora
uruguaya.
No
olvida Cristina Peri Rossi en su recorrido por la memoria de una época
recordarnos que ser escritor es tener compromiso político y Julio lo tenía,
hasta el final. Incluso cuando las posiciones políticas son difíciles de
defender.
-
Yo puedo pedirle a Fidel que suelte a Reinaldo Arenas pero si
no soy amigo de Fidel, ¿quién se lo va a pedir?
Con
su obra y su espíritu Julio se convirtió en un símbolo de la juventud. Ser
joven es ser experimental, es ser antiacadémico. Pero Julio no tenía nada que
ver con el glamour. Tenía un ética de los años 70 de esas que te impiden
sentirte bien si te compras un bolso Vuitton. Una de las grandes cualidades de
Julio es que Julio consiguió ser siempre el mismo. Estaba tan exento del
imperio del glamour, que no le gustaba la televisión. Mercedes Milá, cuando era
la otra, se enteró que venía a Barcelona y lo invitó a su programa. Julio dijo
que no pero yo le dije, ¿no querés hablar de Nicaragua? Ah, Nicaragua... La
entrevista se realizó en los estudios de Sant Cugat y el programa le regaló un
Cartier. Julio me miró cómplice e iniciamos una escena de falsa discusión que
derivó en el regalo del Cartier a la azafata con las disculpas de Julio. La
diferencia entre Salinger y Cortázar es que para aislarse del glamour a Julio
no le hizo falta pasar por ninguna guerra.
¿Qué es la literatura? Compromiso político
Cristina Peri Rossi
Julio
Cortázar responde al clarividente aforismo de Kafka: 'el escritor a veces es un
reloj que adelanta'. Narra el presente y baticina el porvenir. Pero ser ese
faro tanto literario como humano no le impedía disfrutar de las novelas de
Corín Tellado en el trayecto de tren entre París y Barcelona, que le
entretenían mucho.
Hacia
el final de su conferencia testimonio, Cristina Peri Rossi lee el fragmento de
una carta fechada el doce de julio de mil novecientos ochenta y uno, desde Aix
en Provence, donde pasaba unas vacaciones con su mujer Carol Dunlop. Unas
palabras que nos llegan como si el propio Cortázar fuera quien arrastrara de
manera rara esas erres afrancesadas. Un párrafo que habla precisamente del
ámbito de la vida privada del escritor. Lo que se escribe y se envía en privado no debe ser publicado tan
alegremente como se hace hoy en día.
A un escritor menor siempre se le puede corregir, a uno mayor, no.
A un escritor menor siempre se le puede corregir, a uno mayor, no.
Julio Cortázar
El
público asistente hubiéramos podido seguir una, tres o veinticinco horas más disfrutando de la experiencia, las anécdotas y la vida compartida
de dos inolvidables amigos, Julio y Cris. Ahora vamos a esperar a la
edición del libro para seguir imaginándonos cómo era todo entonces. Un lugar a medio camino entre el juego y la dificultad de vivir salvado por el ejercicio de la amistad, un territorio donde el juego era, es, sigue siendo, una cosa muy seria.
Al
deshacerse los aplausos, me acerco a la mesa con una sonrisa de satisfacción que refleja no solo la vida de Julio y Cris sino también la mía propia, la de mis amig@s escritor@s. Espero que Cristina atienda a
otras personas y finalmente me presento y le estrecho la mano.
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